sábado, 3 de octubre de 2009

Chacarita

Parados entre los nichos que guardan algo que en algún momento fueron personas, el sol se cuela por los jardines y ese olor indescifrable, entre químico y de putrefacción, nos rodea.
Y sobre el rayo de luz se recorta él. Me mira sonriendo, como sabiendo.

De nuevo el miedo a la muerte.

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